Chocolate para nutrir el cuerpo y el alma

A mis 10 años, después de un domingo de piscina, juegos, sol y amigas, que llegara la noche y la hora de la comida era un momento de máxima felicidad para mí. 

Me sentaba a la mesa, recién bañada, con el pelo mojado y en pijama; con el cuerpo cansado y feliz, la cara colorada del sol y las manos arrugadas de tanta agua. 

Recuerdo ese espacio íntimo y familiar en el que mi mamá nos daba a mis hermanos y a mí, una taza de chocolate humeante y espumoso. Era un símbolo de acogimiento y amor. La sensación en mi cuerpo era de placer y recompensa. 

Hoy, cuando el cuerpo o el alma me pesa, cuando mis emociones necesitan un abrazo, cuando el frío apremia y mi alma busca regresar a ese espacio seguro, me preparo un buen chocolate caliente y amoroso. Ese momento está lleno de símbolos, de referentes amables y de una inmensa sensación de bienestar y salud. 

 

Gran parte de esta práctica se debe al buen recuerdo de infancia que llevo en mi corazón, que me devuelve a ese espacio donde «todo está bien».

Hoy consumo chocolate a diario. Una o dos tabletas al día, me entregan a la deliciosa experiencia integral de convivir con el cacao. 

El placer de comer chocolate se potencia cuando conoces los múltiples beneficios que aporta a la salud. Investigando este tema que me apasiona, encontré lo que te cuento a continuación.

Beneficios y datos curiosos sobre el chocolate

  • Cuanto más cacao tenga, mayores serán los beneficios para la salud.
  • Es mejor el chocolate negro con un contenido mínimo de 70% de cacao.
  • Es muy nutritivo y además es calórico, por lo que se recomienda que no contenga crema, leche o azúcar añadida.
  • Fue llamado el «alimento de los dioses» por la civilización azteca.
  • Algunos lo consideran afrodisíaco.
  • Se recomienda una ingesta de entre 10 a 20 gramos de cacao al día.

Entre los beneficios que descubrí están:

  • Tiene acción antioxidante, lo cual reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares, disminuye los niveles de cortisol (promotor del estrés) y mejora los síntomas de hipertensión.
  • Mantiene sano el corazón. La ingesta moderada de chocolate negro reduce potencialmente el riesgo de sufrir arritmias.
  • Es bueno para el cerebro, porque contribuye a estimular el flujo sanguíneo. Mejora la memoria.
  • Optimiza las funciones cognitivas, el estado de alerta y la atención y el rendimiento psicomotor. 
  • Ayuda a la salud de la piel, pues promueve su hidratación.
  • Es nutritivo, pues contiene minerales esenciales.
  • Combate la fatiga, al promover la generación de serotonina que regula el estado de ánimo y el sueño.
  • Tiene poder de antienvejecimiento, protege la piel de los nocivos rayos UV, mejora su textura, densidad y grosor, y previene la aparición de arrugas tempranas. 
  • Reduce el hambre, dando sensación de saciedad.
  • Eleva los niveles de hierro y magnesio, lo cual ayuda a los deportistas con el fortalecimiento muscular y el aporte energético.
  • Tiene alta concentración de Teobromina, que produce las betas-endorfinas, hormonas responsables de las sensaciones de tranquilidad, relajación y felicidad. 
  • Estimula el sistema renal y actúa como diurético. 

Contiene sustancias endorfínicas (responsables directas del éxtasis emocional), por lo tanto estimula los centros del placer e induce una sensación placentera y de bienestar.

Chocolate para el alma

Los mayas cultivaban el cacao desde hace 2500 años y era una de las deidades más poderosas de su cosmología. Al «Espíritu del cacao» le llamaban “Ku-Ku”, que significa «Sagrado sobre lo sagrado». 

Los aztecas aprendieron de los mayas su cultivo y preparación; era la bebida de sus dioses. Ellos llamaban al cacao Cacahuatl, que significa jugo amargo y al chocolate Xocolatl, jugo o agua caliente. Este alimento solo era consumido por el emperador y la nobleza.

Del Xocolatl viene nuestro nombre en castellano que, nada más con pronunciarlo, ya nos despierta las glándulas salivares y activa nuestro espíritu. 

En la sociedad azteca, las semillas de cacao se utilizaban como moneda de cambio. Se dice también que compartían una taza de chocolate con las visitas que recibían en su casa para así hablar desde el corazón y crear relaciones duraderas

¡Cuánta sabiduría! 

Miles de años después, una taza de chocolate caliente sigue produciendo los mismos milagros.

La ceremonia del cacao

En la ceremonia del cacao se prepara un brebaje cuya receta «secreta» tiene cientos de años y se ha transmitido de generación en generación. 

Con la ayuda de un guía o chamán, y cantos de sanación, es la puerta de entrada espiritual que nos ayuda a abrir y abrazar nuestro ser interior. 

El cacao aumenta el campo energético de nuestro corazón. A un nivel sutil, se expande tanto que podemos escucharlo y sentirlo con mayor claridad.

Luego de consumirlo entre todos, sentados formando un círculo, los participantes del ritual pueden cantar, bailar, escribir o dialogar como una forma de comunicar su estado de plenitud y transformación. 

La ceremonia del cacao es un viaje hacia la sabiduría interna, reconecta con la belleza y el amor propio, y ayuda a que recuperes tu poder para relacionarte y servir a los demás.

Una dosis ceremonial de cacao es de aproximadamente 42 gramos de cacao criollo. Es increíble como una porción tan pequeña puede unir el espíritu y el corazón, abriéndolo de par en par para que realices tu propio viaje interior. Cuentan los expertos que luego de la ceremonia del cacao se despierta tu sexto chakra (también llamado tercer ojo) y consigues un estado de armonía y equilibrio a nivel emocional y espiritual. 

¿Te gustaría conocer más sobre la ceremonia del cacao y de los increíbles beneficios que el cacao puede aportar a tu salud física y espiritual? ¡Escríbeme! 

Te invito también a que integres el chocolate en tu dieta diaria y experimentes en tu propio ser todas sus bondades.

El sistema nervioso central regula el 90% de las funciones internas de nuestro cuerpo, incluyendo la respiración, la digestión, el ritmo cardíaco, nuestro sistema inmune, hormonal, de alerta y de sueño.

La respiración es la única función vital que puede ser modificada por elección. Al acceder a la respiración de manera consciente tenemos la llave para elegir la calidad de vida que queremos llevar. Ya no desde la inconsciencia de una función automática y reactiva, sino desde la aplicación del libre albedrío.

El primer paso en el camino de la consciencia es reconocer que tenemos el poder de acceder a la respiración como la llave que abre el corazón y nos permite elegir.

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