¿Qué es amor?

El amor, una palabra tan usada y referenciada, una palabra que resuena en cada rincón de la sociedad, pero al mismo tiempo tan desconocida y malinterpretada.

Asumimos que conocemos sobre amor en la medida en que vamos creciendo. Desarrollamos el concepto de amor en los referentes que tenemos, como los padres, la familia, los educadores y las experiencias personales, y los integramos como ciertos, reales para conformar el concepto de amor; de esta manera se pueden colar pensamientos y comportamientos formados en la culpa y la toxicidad.

El amor se nos ha presentado de innumerables maneras enmascaradas de promesas de felicidad y bienestar. Promesas que compramos, integramos y repetimos para procurar su permanencia en nuestro lenguaje, linaje y cultura. 

Nos han enseñado que:

  • El amor incluye guardar secretos, buscar aprobación de los otros, querer siempre “encajar” y renunciar a nosotros olvidándonos de nuestros sueños.
  • Que la desesperanza es parte de la vejez y que las metas no alcanzadas se cargan con apatía en el corazón.
  • Que amor es aceptar violencia y renunciar a la paz y a la tranquilidad.
  • Que amor es atentar contra nuestra integridad.
  • Qué la culpa y el arrepentimiento son procesos válidos.
  • Que promover el juicio que hacemos sobre nosotras mismas mediante pensamientos negativos y enjuiciadores es aceptable.

¿Qué pasa cuando lo que nos enseñan está tan alejado de nuestro corazón?

Creemos que el amor es dolor y sacrificio, competencia y posesión, y olvidamos que el amor es luz, conexión, paz y tranquilidad. Vivimos una vida ocupada por la frustración, la rabia, el miedo, nos adaptamos a los celos, a la posesividad, y al dolor. Consideramos válido el sacrificio, y buscamos obsesivamente tener la razón. Vivimos en un mundo de competencia y de envidia, de hipocresía y de desconexión. Nos enseñan que los matrimonios deben mantenerse por encima de todo, que el status social define tu identidad y tu ser. Hemos multiplicado hogares donde la ausencia de amor de pareja es un mensaje contundente, sometiendo a nuestros hijos a ejemplos de desamor y de relaciones de pareja sostenidos en el miedo y la codependencia. Nos enseñan mal sobre el egoísmo, castigando el amor propio y aplaudiendo aquellas acciones que nos violentan.

Y no me eximo de todos estos comportamientos. He aplicado y repetido a mis hijas muchas, sino todas, las versiones de amor que describo en este blog. Llevo años buscando el amor de la forma errónea y en sitios equivocados. Hoy comprendo muchas cosas: Que estaba siguiendo un “mapa” usado, raído y egóico, que había sido dibujado para mi y que yo alegremente completé, con la firme convicción de honrar mi parentela, mi cultura y mi sociedad. Lo hice de manera automática, como se hacen las cosas que son inconscientes, ignorantes. No consideraba posible pararme un instante a revisar ese mapa, a preguntarme si me hacia bien,  a conocer los destinos de quienes lo habían seguido al pie de la letra, a preguntarme si me llevaba realmente hacia mí, hacia el amor, si me hacia sentir bien, si apoyaba mi evolución, si me hacia feliz….nunca lo revisé, siguiendo los parámetros esperados, fui fiel a mi familia, mientras mi ego me aplaudía; la satisfacción de cumplir con un legado tan valioso me animaba a seguir ciega a mi propio criterio. Tan firme fue mi disposición de conservar los mandatos familiares, que casi en crudo se los entregué a mis hijas, como el mayor regalo de amor.

Y ahí estaba el problema, mapa si era, a un destino conducía, era detallado y concreto, sin embargo, dibujaba caminos que no acompañaban los deseos de mi alma y de mi corazón. ¡Pero yo no lo sabía! No sabía distinguir entre los caminos claros y amorosos y otros que me sometían a costumbres y decisiones no aplicables a mi realidad actual. A estos los llamo “los caminos del ego”., densos e infértiles, poderosos y astutos, caminos que me conducían a un “amor”, a un amor mal-educado.

Pero hoy, por fin, comprendo que ese mapa no me llevaba hacia el amor verdadero, sino hacia la codependencia y el dolor. Hoy me doy cuenta de que el amor empieza por uno mismo, por aceptarnos y respetarnos, por amarnos en cuerpo y alma. Y aunque no puedo cambiar el pasado, sé que puedo cambiar mi futuro, abrazando un amor auténtico y libre.

Puedo observar en mi práctica que la sociedad y muchos seres humanos no parecen estar encaminado por senderos luminosos. Cada día más personas sufren colapsos emocionales y energéticos a causa del estrés. Cada día hay menos conexiones reales entre parejas y más ansiedad y angustia. Cada día más personas se asumen como seres individuales sin responsabilidad afectiva. Los roles entre hombres y mujeres se han difuminado. Las mujeres no quieren conectar con su energía femenina y los hombres no quieren ser masculinos.

Y aquí mismo me corrijo, pareciera que no quisieran, pero en realidad no saben, no sabemos. Navegamos nuestra existencia con un manual que contiene versiones de amor contaminadas por el ego.

¿Si nos atrevemos a cuestionar lo que hemos aprendido? ¿Si nos permitimos ver la realidad detrás de la máscara de las promesas vacías?

Po supuesto no es nuestra responsabilidad heredar esta información, pero si queremos aportar a nuestro linaje, aportar a nuestra descendencia, transformar nuestra vida en una que esté alineada con nuestro corazón, debemos armonizar y si es necesario, reescribir muchas piezas de este manual. Honrar la herencia emocional, sin culpar, señal o criticar, hace parte de esta trasformación amorosa. Nadie quiso dañarte. Su intención siempre es y será desde la preservación y el amor. ¡Nunca lo olvides!

Desde el ego nos podemos pasar una vida entera justificando nuestras “desgracias”: lo que nos dieron, hicieron, enseñaron, pero en tu edad adulta la única responsable de tu bienestar eres tu misma, y eso incluye las tareas y retos de tu alma. Renunciar a ese poder de auto transformación sería renunciar a la vida misma, a tu único poder: el poder de elegir.

Así que basta de victimismo, culpas y apatía, la vida es hoy, con sus mas y menos, con el dolor y la frustración. Solo está ahí para que te pruebes a ti misma tu poder de elegir, de amarte. Para que hagas parte del infinito universo que es el AMOR. Mira tu historia con amor, con compasión, con paciencia y sabiduría, para comprender que el poder de amar sigue intacto en ti, solo falta que te entrenes en practicas de amor consciente, de ese que llena de energía tu vida.

El amor es posible, y está al alcance de todos. Solo tenemos que encontrar nuestro propio camino hacia él, y estar dispuestos a transformarnos y crecer. Cuestiona los patrones de amor que te han enseñado, y crear tu nuevo mapa, personal y auténtico, que te lleve hacia el amor.

Mi misión es ayudar a otros a encontrar su propio camino al amor verdadero. Compartir mi experiencia y mi conocimiento para que puedan transformar su vida y su forma de amar. Honrar lo que hemos heredado, sin culpar ni criticar, armonizando y reescribiendo aquellas piezas del manual que nos alejan del amor verdadero.

¿Te unes a mi camino al amor verdadero?

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